viernes, 28 de octubre de 2011

DIA DE LA RAZA ( 12 DE OCTUBRE)


El 12 de Octubre se celebra el descubrimiento de América por Cristóbal Colón, este hecho fue muy importante ya que cambió la vida e historia de todo un continente.
Este episodio de la historia lo protagoniza Cristóbal Colón, un navegante y descubridor nacido en Génova, Italia; y que estuvo al servicio de España.
Todo comienza cuando a Colón se le ocurre, que se podía llegar a la India navegando hacia el oeste de España, es decir, a través del Océano Atlántico. Colón basaba sus cálculos en una curiosa mezcla de datos emanados de obras tales como el Imago Mundi, del Cardenal Pierre D’Ailly; la Historia Rerum Ubique Gestarum, de Eneas Silvio Piccolomini (Papa Pío II); y en los datos que sobre la extensión del Atlántico había hecho el geógrafo Paolo Toscanelli.
Su esperanza era llegar a las islas de Cipango (Japón) y Catay (China), territorios que tiempo atrás habían sido visitados mediante otra ruta por el viajero Marco Polo. Pero Colón para asegurar sus afirmaciones tenía que probarlo realizando el viaje personalmente, lo que requería mucho dinero, así que comenzó a buscar algún patrocinador.
Colón presentó su proyecto en Portugal, pero fue rechazado, y como su hermano Bartolomé corrió igual suerte en Inglaterra, decidió ir a España y el 20 de enero de 1486 se entrevistó con los Reyes Católicos en Alcalá de Henares. Los monarcas se interesaron por la idea, pero una junta de sabios, encabezada por Fray Hernando de Talavera no aprobó el proyecto.
Como los Reyes no cerraron la puerta a futuros acuerdos. Colón continuó perfeccionando su proyecto con la ayuda de Fray Antonio de Marchena, Fray Diego de Deza y, sobre todo, Fray Juan Pérez, quien lo retuvo en el monasterio de La Rábida, en el puerto de Palos en 1492, y quien le consiguió otra entrevista con Isabel la Católica.
A inicios de 1492, Colón volvió a entrevistarse con Isabel la Católica y otra vez el proyecto se mandó a ser aprobado por una junta de sabios que, por segunda vez, rechazó el proyecto. Así, los Reyes despidieron al navegante. Colón decidió ir a Granada, pero antes de partir fue detenido por un alguacil de la Corte, que tenía órdenes de llevarlo ante los Reyes.
Los historiadores narran que el cambio de planes de los Reyes fue gracias a Luis de Santángel, amigo Colón, Santángel argumentó que el costo del proyecto no era tan elevado y que si resultaba positivo el proyecto de Colón se daría un servicio a la Iglesia llevando la palabra de Dios a tierras desconocidas; además que se extendería el poder de los reinos de España. Santángel ofreció facilitar el dinero que se requería para organizar la expedición, lo que hizo que la Reyna Isabel aceptara.
Lo que seguía en la organización del viaje era fijar las condiciones económicas en que se emprendería, 17 de abril de 1492 se firmaron estos acuerdos llamados Capitulaciones de Santa Fe. En estos documentos, se le concedió a Colón el oficio de Almirante de la Mar Océana en forma vitalicia y hereditaria, y se le nombró Virrey y Gobernador de las tierras que pudiese descubrir. También, se acordó entregarle la décima parte de todas las ganancias que se obtuvieran y el derecho de contribuir con la octava parte de los gastos, recibiendo igual proporción de las ganancias.
Se pusieron a disposición de Colón dos carabelas, la Pinta y la Niña, y una nao, la Santa María; se reclutó a los tripulantes, también se les perdonó del cobro de derechos de aduana al cargamento que llevaban las naves; y se le dio a Colón el nombramiento de capitán mayor de la armada y una carta de presentación al Gran Khan, el gobernante de China, o a cualquier otro príncipe de la India (que eran los lugares a donde se pretendía llegar).
El 3 de agosto de 1492 zarparon del puerto de Palos para dirigirse a las Islas Canarias, donde se abastecerían de agua y víveres, y el 6 de septiembre partieron rumbo al oeste. La Santa María fue capitaneada por el mismo Colón; la Pinta quedó a las órdenes de Martín Alonso Pinzón, y la Niña la capitaneó Vicente Yáñez Pinzón.
Durante el viaje el tiempo comenzó a transcurrir y aún no se llegaba a la tierra esperada, y los tripulantes de las carabelas comenzaron a desesperarse y amotinarse, luego de estar de acuerdo todos dieron a Colón solo tres días más para arribar algún lugar, de lo contrario, deberían regresar. Para suerte de Colón, en esos primeros días de octubre empezaron a aparecer algunos indicios de que estaban cerca de llegar, entre esto estaban caña y un palo, y tomaron otro palillo, y un pedazo de caña y otra hierba que nace en tierra, y una tablilla, todo esto lo escribió Colón en su diario de viaje.
Hasta que el 12 de Octubre Rodrigo de Triana logró ver tierra, a bordo de la Pinta, que era la carabela más velera y por consecuencia iba adelante, e inmediatamente comunicó la noticia a todos.
Ese día llegaron a la isla de Guanahani, y le pusieron un nuevo nombre llamándola San Salvador, los indígenas los recibieron muy bien, muchos historiadores cuentan que fue porque creyeron que eran sus Dioses, y comenzaron a intercambiar objetos; los españoles les regalaban a los indígenas cosas generalmente sin valor que no conocían, mientras que los indígenas les regalaban papagayos, algodón entre otras cosas.
A los dos días por órdenes de Colón se zarpó a fines de seguir explorando nuevas tierras, así el 24 de octubre llegaron a Cuba, a la que llamaron Juana; el 12 de noviembre llegaron a otra isla que llamaron Española (hoy Santo Domingo); lugar donde encalló la Santa María, por lo que el 16 de enero de 1943 regresaron a España. Cuando llegaron a España y contaron todo lo que habían visto, los Reyes Católicos le encargaron a Colón realizar un nuevo viaje, ahora con más personas y más naves.
Después de ahí continuaron haciendo viajes hacia las nuevas tierras, pero sin duda el 12 de Octubre es consideraron el día en que los españoles descubrieron el nuevo continente, América.
En otro enfoque, El 12 de octubre pasó de moda, hoy ya nadie se acuerda de él. Ha sido una fecha de oropel, de cartón, de estampita y de usufructo ideológico. Sin embargo, podemos pensarla desde otro punto de vista, desde el entramado filosófico que aquel magno acontecimiento implicó: hacer que el mundo completara su esfericidad.
En su magna obra en tres tomos, Esferas, el filósofo alemán Peter Sloterdijk traza la ruta práctico-conceptual de la redondez mundana. la víspera del primer viaje de Cristóbal Colón, se encontraba a punto de materializar la segunda gran era de la esfericidad del mundo.
En efecto, el tozudo empeño europeo para adueñarse del mundo por vía marítima fue también un modo de completar materialmente la esfericidad etérea, geométrica, ideal, de los antiguos. Fue, claro está, la época febril de la avanzada aventurera para recorrer un espacio geográfico inmenso y develar sus misterios. Momento en el que también comenzó el vertiginoso desarrollo de los enclaves financieros, técnicos y emprendedores de los hombres del Viejo Mundo. Ese punto de quiebre monumental hizo estallar el espacio constreñido del continente europeo para lanzarlo, sin más, a la conquista de un planeta gigantesco que estaba a punto de mostrar su máxima dimensión con la revelación a Europa del “Nuevo Mundo”.
La consecución de dicho ímpetu generó uno de los acontecimientos más polémicos de la historia de la humanidad y, debido a su profunda ambigüedad, ha originado un sinnúmero de jaloneos ideológicos. Lo cierto es que el entorno emprendedor que cimentaron los aventureros ultramarinos europeos en el amanecer del siglo XVI ha sido un ámbito marcado por el encontronazo de lo más encomiable y lo más condenable de la acción humana. Por una parte, hizo de los seres humanos una vibrante raza que empuja la historia hacia adelante, forjando con voluntad e inteligencia su futuro; imponiéndose con sagacidad a las inclemencias del medio ambiente (mares, selvas, desiertos, pantanos) y de la vida en general (costumbres exóticas, enfermedades, lenguas desconocidas). Por otra parte, el hombre emprendedor inició el proceso que lo colocaría —desde entonces y hasta nuestros días— no ya junto ni al lado, sino por encima de la naturaleza (incluyendo a los seres humanos en ella). No se satisfizo con descubrir, nombrar y conocer, sino que tuvo la imperiosa necesidad de conquistar, imponer, sojuzgar.
En esta medida, el descubrimiento europeo de las “Indias Orientales” (que en la cultura oficial damos por sentado y acomodamos como una celebración de tantas), representó un acontecimiento titánico en la manera de ser de la humanidad europea y, tras ella, de la humanidad toda.

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