domingo, 30 de octubre de 2011

LA HINCHA


Como cada ocho días el hincha sale de su casa para ir al estadio apoyar a su equipo. Desde el recorrido todos los hinchas unidos van gritando las porras de su equipo y de cierta manera criticando al equipo rival, una vez dentro del estadio flamean las banderas, suenan los tambores y los grandes gritos de toda una afición con un gran orgullo de estar apoyando al equipo.
En el momento de estar en el estadio se olvida todo como los problemas, el trabajo, la familia entre otros. En este espacio sagrado, la única religión que no tiene ateos exhibe a sus divinidades. Aunque el hincha puede contemplar el milagro, de estar reunido con los amigos frente a un televisor, pero súbitamente prefiere ver a los jugadores de cerca de tal manera que es algo más emocionante que estar detrás de un televisor.
 El hecho de estar en un partido en vivo la adrenalina es más grande que nada, en ese momento no hay nada mejor que cantar con todas las fuerzas para dar la mejor armonía a nuestro equipo y también hacer la mejor critica posible al equipo contrario, en estas circunstancias la mejor manera de estar dentro de una gran emoción es estar moviendo la bandera para todos lados, brincando entre las escaleras, susurrando plegarias y también diciendo maldiciones y en cierto grado llegar a romper la garganta gritando lo más importante del encuentro la palabra “gol”.
Al concluir el encuentro el hincha se queda a celebrar la gran victoria que obtuvo el equipo, gracias por la ovación que se les brindo ya que sin afición es un partido muerto que no deja nada que desear, sin embargo cuando el se obtiene una derrota el hincha sale del estadio lamentando la derrota de lo contrario se va asta que el sol se meta. El estadio se queda solo y también el hincha regresa a su soledad, el hincha se pierde entre el gran mundo que nos rodea y el domingo es melancólico como un lunes de trabajo.

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