El fanático es el hincha en
el manicomio, la manía de negar la
evidencia a terminado por echar a pique la razón y a cuanta cosa se le parezca,
sacar la furia dentro de una ovación dentro del estadio.
El fanático antes de
salir de su casa se prepara para estar en un encuentro que tendrá mucho de qué
hablar, alista sus cosas para ir apoyar con mucho orgullo a su equipo. Llega al
estadio envuelto con su bandera del club, la cara pintada con los colores de la
adorada camiseta erizado de objetos estridentes y contundentes y ya por el
camino viene armando mucho ruido y mucho lío. Nunca viene solo siempre dentro
de la barra brava, peligroso dragón, el humillado se hace humillante y da miedo
el miedoso.
La omnipotencia del
domingo conjura la vida obediente del resto de la semana, sin trabajo, sin
placer de la cama, los problemas económicos dentro de la familia: liberado por
un día, el fanático tiene mucho que vengar y mucho de qué hablar. Una enorme
adrenalina de ovacionar al equipo, se encuentra dentro de la barra sin darse
cuenta no ve el partido porque está más metido con la afición, ahí es su campo
de batalla. La sola existencia del hincha del otro club constituye una
provocación inadmisible. El bien no es violento, pero el mal lo obliga. El
enemigo siempre es el culpable merece ser humillado, el fanático no puede
distraerse porque el enemigo acecha por todas partes.
También está dentro
del espectador callado observando súbitamente, que en cualquier momento puede
llegar a opinar que el rival está jugando correctamente, y entonces tendrá su
merecido. Sin embargo muchos fanáticos
no tienden aceptar
la derrota de su
equipo y concurren a la violencia hacia un aficionado del equipo contrario. El
gran orgullo de portar la camiseta de nuestro equipo es un sentimiento muy
grande hacia el club que en las victorias nos hace sentir muy parte de ello, y
aun en las derrotas estamos con ellos y a donde quiera que vayan estaremos
apoyándolos con una gran emoción que se lleva dentro del corazón.
http://losidealesdelgol.wordpress.com/2010/12/21/el-futbol-a-sol-y-sombra-el-hincha/
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